La razón ganó en vez de la fuerza

Vágólapra másolva!
2006.12.05. 15:40
Címkék
El resultado 6-3 de Londres revolucionó el fútbol. En nuestro análisis siguiente vamos a presentar cómo pudo el Equipo de Oro desarrollar el sistema clásico WM, y por qué pudo ser el mejor del mundo durante mucho tiempo. Aunque el equipo recibió también bastantes goles aún desde el punto de vista contemporánea, pero, por otro lado ¡marcó tantos goles...!

"¡Qué está haciendo Usted, Lakat! ¡Esto es un deporte de caballeros! Hasta ahora nosotros hemos atacado, y desde este momento les toca atacar a ellos." - echó la bronca Gyula Lázár al novato del Fradi que atacaba al rival ya en su propio medio campo en algún momento a finales de los años 1940. Y las cosas seguían su curso de esta manera más tarde también, sólo hay que ver las estadísticas del maravilloso 6-3: a lo largo de los 90 minutos de partido sólo una vez cometieron una falta en contra el "comandante" húngaro, Ferenc Puskás.
Este juego era distinto. ¿Acaso era más bonito? ¿O mejor? ¿O más espectacular?

Antes juego, hoy una verdadera guerra

¡Quién lo sabrá! Quizás un poco diferente. Más adornado, más juguetón, pero antes de todo más fino y más lento. De este modo ofrecía otras bellezas al aficionado. La lentitud se entiende de una forma relativa naturalmente, puesto que en aquel entonces también ganaba aquel equipo que corría, pasaba, reaccionaba y pensaba más rápido. De hecho, la única diferencia entre los futbolistas - por supuesto, con la excepción de los genios - estaba en la rapidez de ejecución de los actuales elementos de juego, trucos, regates, cogidas de balón, y disparos. Y lo que concierne a la delicadeza, los partidos de hoy ya son unos combates, tanto sobre tierra como en el aire. Y se permite hacer cualquier cosa. ¡El éxito es todo, el resultado! El resultado justifica todo, y el ganador lleva lo todo. Eso ya no es un juego correcto de caballeros, sino decir palabrotas de un Materazzi y el cabezazo de un Zidane.

El fútbol rígido no resultó un éxito

Bien puede ser que el cambio empezó con aquel 6-3. La victoria húngara de Londres estremeció las bases del fútbol inglés, y ejerció una influencia esencial en el desarrollo del fútbol mundial también. El público de Wembley quedó asombrado al ver cómo se desmoronaba su selección considerada invencible. Y la mayoría quizás sintiera que todas las concepciones de fútbol anteriores pudieran caer en el olvido, y el equipo húngaro revolucionó el fútbol.

Pero echemos un vistazo de qué se trataba. Las selecciones nacionales europeas jugaron según el sistema llamado WM, desarrollado a mediados de los años veinte después de la modificación de la regla del fuera de juego. Esto significaba que delante de los tres defensas (lateral derecho, lateral izquierdo y defensa central) jugaban dos centrocampistas (medio derecho, medio izquierdo - expresiones olvidadas hace mucho), mientras que delante dos delanteros centrocampistas (interior derecho, interior izquierdo) y tres delanteros (extremo derecho, extremo izquierdo y delantero centro) jugaban. La selección húngara también jugaba en el sistema WM, por lo menos según los papeles. Porque la rigidez del sistema se ponía evidente, especialmente al utilizarlo al defender. Por eso consideraron unos entrenadores húngaros - por ejemplo Márton Bukovi, Gusztáv Seres - que había que paliar dicha rigidez: que le tocara al juego de mucho movimiento, con pases cortos, basado en cambios de puesto, un juego rápido, pero naturalmente no omitiendo los pases largos tampoco.
Los ingleses basaban su juego más bien en la fuerza, y si hubiera habido tira de soga, seguro habrían tirado al equipo de Puskás del estadio el 25 de noviembre 1953.
Sin embargo fue un partido de fútbol, y nosotros fuimos mucho, mucho mejores.
Seis meses antes del partido hubo otra gran victoria húngara, ya que el 17 de mayo de 1953 el Equipo de Oro ganó por 3-0 contra los italianos en la inauguración del Estadio Olímpico de Roma, como si hubiera jugado un partido de entrenamiento en Tárnok. Gusztáv Sebes sorprendió al mundo con una táctica nueva ya en este partido. Hizo jugar a József Zakariás como entrada delante de los tres defensas: Jenő Buzánszky, Gyula Lóránt, Mihály Lantos, y retrocedió al rápido László Budai II al puesto de corredor lateral derecho, y encargó la organización al genial József Bozsik, ordenó retroceder de centrocampista a Nándor Hidegkúti, y en vez del medio izquierdo retrocedió a Ferenc Puskás. Delante como una joya dejó a Sándor Kocsis, ayudado los ataques por el rapidísimo Zoltán Czibor. Este sistema de entonces equivaldría a un sistema de 4-3-3 de hoy puesto que Budai II recibía tareas de defensa también en el lado derecho.

Recibimos muchos goles, y marcamos aún más

En total, esto es un sistema mucho más defensivo que el sistema WM, pero aún así se destaca el hecho de que el Equipo de Oro recibiera tantos goles también. Es cierto que podía hacerlo, porque los delanteros - y Bozsik naturalmente - eran los mejores del mundo, o pertenecían a ellos. Si Grosics recibió un gol, Puskás y los suyos metieron dos, o más como respuesta a ello.
¡Esto sí que era fútbol! ¡Y el mundo lo tomó! Aún los brasileños lo tomaron, por supuesto que bautizándolo con un nombre nuevo: el sistema de juego 4-2-4, a su "sistema nuevo y revolucionario". Puede ser que la nostalgia haga decir a muchas personas que esto era bonito, verdadero, porque entonces los jugadores eran amigos del balón todavía, no había brutalidad grosera, el juego era realmente un juego. El campo contrincante argumenta que la fuerza y la rapidez barrería el juego majo de los caballeros. Es posible que tengan razón los aficionados al nuevo fútbol, de veras el tiempo y la fuerza deciden en la mayoría de los casos, sin embargo el balón también está allí en el campo, y no da igual quién lo controla. Respecto a la belleza del fútbol de entonces y de hoy, no vale la pena discutir sobre ella. El lujoso transbordador y el avión supersónico tienen su belleza propia, así que es en vano comparar el Titanic con el Concorde. En resumen, hasta que haya fútbol, habrá Puskás y su equipo. Sin ellos no se puede, ni merece la pena hablar de fútbol.
Otra cuestión es que hablar de ellos, darles como ejemplo y comparar con ellos acaso va a ayudar a la situación de hoy del fútbol. ---- La derrota de Berna de 1954 ya tiene una literatura para toda una biblioteca. Muchos han dicho por qué perdimos según su opinión, pero el público húngaro hasta hoy día no ha recibido una respuesta tranquilizadora. Cierto es que es difícil juzgar los hechos de hace 52 años, pero quizás no sea en vano recoger todas las versiones mencionadas.
Lo seguro es que la selección húngara no había cambiado su táctica, su sistema de juego, pero sí había cambiado sus puestos. En vez de László II Budai Mihály Tóth fue a empezar, y como Tóth era un lateral izquierdo, Zoltán Czibor fue a la derecha. Según muchos con este cambio el seleccionador nacional húngaro, Gusztáv Sebes había metido la pata, aunque Czibor ya había jugado en el lateral derecho en el Komárom AC. pero hay otras causas que son dignas de opinar. Perdimos, porque la noche anterior al partido era imposible descansar en el hotel a causa de la música que venía desde abajo, y porque el tiempo lluvioso ponía muy duro el suelo para los húngaros que bastante estaban cansados por el partido jugado contra Uruguay. Perdimos porque el ejecutivo de la selección no trabajó profesionalmente. Perdimos porque el alemán Turek defendió en una forma sensacional - los alemanes a lo largo de los 90 minutos del partido sólo dispararon contra la puerta ocho veces, y de esto nacieron tres goles -, los húngaros intentaron 25 veces, pero sólo lograron meter el balón en la red dos veces. Perdimos, porque Ferenc Puskás intentó jugar lesionado. Perdimos porque József Zakariás al tener la ventaja de 2-0 dio un pase flojo y Morlock aprovechó su error sin piedad y porque Mihály Lantos dejó libre a Rahn después del córner de los alemanes, que empató (2-2). Perdimos porque el juez Ling dio un tiro libre a los alemanes después de la evidente zancadilla de Sándor Kocsis, en vez de un penalti, y porque el juez inglés anuló el gol regular metido por Puskás al tener la ventaja de 3-2.

Pál Várhidi, de 75 años es un verdadero experto del Equipo de Oro, que estaba sentado en el banquillo en el partido del siglo, y fue miembro del marco de la selección en el campeonato mundial de 1954.
"Aún desde la perspectiva de tantos años debemos tomar nota de que los alemanes fueron mejores que nosotros - reconoció Pál Várhidi. Nuestra selección no ha sido nada peor que ocho meses antes en Londres, pero el equipo se cansó terrible para las finales de Suiza. El fracaso constaba de varios elementos. El partido contra los brasileños antes de las finales había quitado mucho de los pies, que siguió un partido de semifinales contra Uruguay, nada menos difícil. En aquel partido llegamos a las finales después de una prolongación en un suelo profundo de lodo. Allí también llovió y el juez no aceptó el gol regular de Puskás, además la noche anterior no se podía descansar hasta la madrugada por la orquesta mandada delante de nuestro hotel. Sepp Herberger, seleccionador alemán sabía aprender de la derrota anterior, y sus jugadores dispersaron a los húngaros cansados. Si hubiéramos jugado este partido una semana más tarde, no habríamos tenido ningún problema." ---- Aunque parezca increíble, es cierto: Brasil ha aprendido mucho de los húngaros. Quizás gracias a ello pudiera ganar el campeonato mundial de 1958, y que utilizó una táctica nueva desarrollando la táctica del Equipo de Oro, el sistema de juego de 4-2-4 en Suecia, y con esto sorprendió el mundo junto al juego sensacional de Pelé. Aunque los brasileños no consideran las bases tomadas del Equipo de Oro de su táctica ganadora, la relación húngara no puede ser descartada: Béla Guttmann fue entrenador del São Paulo FC en 1957-58 y su ayudante fue Vicente Feola que más tarde en 1958 dirigió la selección ganadora del campeonato mundial como seleccionador nacional. El técnico reconoció que el entrenador húngaro tenía méritos extraordinarios en el oro ganado en el mundial. Brasil más tarde llegó a ser ganador del campeonato mundial cuatro veces, por última vez en 2002. Aunque en el campeonato mundial de este año no llegó a los cuatro mejores, el mundo de fútbol admira el juego de Ronaldo y los suyos. No es por una mera casualidad, ya que se ve que el fútbol basado antaño en las capacidades individuales y la improvisación ha cambiado radicalmente. Hoy ya nadie puede llegar a la selección famosa por la Copacabana, aún si puede bailar una samba con el balón en sus orejas. En Brasil también la organización, y el trabajo consciente caracterizan el fútbol: con un trabajo enorme han explorado las reservas, han establecido centros de educación de reservas, los talentos brasileños ya no entrenan por la calle ni en la playa. Allí también se creó una industria de fútbol, que produce muchos futbolistas excelentes y aún más dinero, como los mejores juegan en los clubes de elite de Europa. La selección brasileña se caracteriza por la organización, la disciplina, y el juego en el sistema con más éxito. Hoy día ya el sistema utilizado en Europa de 4-2-3-1 es el más aceptado - dónde están ya los cuatro delanteros - pero guardando la creatividad y la improvisación de los jugadores. En Brasil también lo más importante es el resultado, con lo cual la selección que producía un fútbol excelente de ataques ya se basa en la defensa y la seguridad. Según muchos justamente este sistema encadena el fútbol brasileño.

En los años 1950 el Equipo de Oro era la mejor selección nacional del mundo, mientras que hoy Brasil lidera el escalafón mundial de la FIFA. Hemos pedido a János Csank, ex-seleccionador nacional a que compare las fuerzas de los dos equipos.
" En su época ambas selecciones eran los mejores del mundo, y la unidad de la selección también era su característica - ha dicho János Csank.- Entonces teníamos siete clásicos mundiales y revolucionamos el llamado sistema de juego WM. El 6-3 de Londres ya lo jugamos utilizando la posición según la nueva táctica, que significaba que Nándor Hidegkúti una y otra vez iba hacia atrás o el lateral, llamando la atención sobre él mismo de Billy Wright. No es por casualidad que el sobrenombre del defensa llegó a ser la garrapata, ya que en estas situaciones seguía a su contrincante, y al mismo tiempo abría camino para la pareja de Puskás - Bozsik. Más tarde los brasileños empezaron a jugar en esta posición, y el mundo del fútbol conoció esta novedad como el sistema brasileño. La ventaja de la selección brasileña de hoy quizás sea comparando con el Equipo de Oro que todo el mundo conoce su repertorio de táctica."
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